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martes, 20 de octubre de 2009

Hablemos de los Angeles

Comenzar una nueva vida...cambiarlo todo, renacer.

Las raíces tiran y duelen, como los dientes al nacer, y una fiebre de sentimientos se enreda en el corazón que tiene días que no puede mas, que no sabe como librarse de esa zarza que le ahoga sin saber por qué.

Demasiadas cosas a la vez quitan el aire, no tener el futuro nada claro, además de estimulante puede resultar agotador para un alma de carreras como la mía.
Esos días los pulmones me pesan, la cabeza camina un metro por detrás de mi cuerpo, remoloneando e imaginando toda clase de razones por las que no debería seguir.. volver a lo seguro, que en mi caso es volar.
viajar es lo único que me hace sentirme 100% libre, 100% yo. Sin esperas, solo ir y venir, autobús, tren, avión, si corres mas que tus preocupaciones puedes conseguir que te dejen en paz un rato.

Llevo días dándole vueltas a todo, por supuesto, enredándolo todo cada vez mas. Pero con esta suerte que no se si merezco, vuelven a aparecer Ángeles en mi camino. Una es de Bolivia, la otra de Chile. Francesas por amor también... incapaces al principio de poder comunicarse con el mundo exterior. Y con un corazón enorme que me acoge y me escucha con una paciencia infinita, que me cuenta sus historias y me calma. Y me devuelve la fe en la paciencia, en esperar a que el camino se aclare un poco por si mismo... "no se pueden madurar las manzanas soplando" que fácil es olvidarse de todo...

Gracias mis niñas por estar aquí, gracias por regalarme esas sonrisas que llenan Rennes.

viernes, 9 de octubre de 2009

hablame de la lluvia



Me levanto a las 6:40 con los pitidos de tu despertador. Me deslizo junto a tu cuerpo cálido y dormido aún para hacerte hoy el café. Al rato siento tu presencia silenciosa y malhumorada com un niño que va a la escuela. Valoro la profundidad de tu introvesión y decido retirarme de nuevo entre las sábanas.
Tus besos en mis ojos cerrados me indican que te vas, que yo debo empezar a prepararme.
Llueve levemente, la temperatura es buena. Disfruto sintiendo el agua en la cara mientras paso en bicicleta por el canal. A pesar de la hora y el clima, hay gente que hace deporte, que pasea con su perro, que se dirige al trabajo... los canales de Rennes están siempre concurridos. Me cruzo con un hombre que corre. Se aparta para dejarme paso. Le doy las gracias. Me sonrie.

Llego a mi curso de francés. Hoy son solo tres horas, pero me llena el día. Aquí me encuentro con quienes como yo, empiezan a aprender a hablar de nuevo, y el mundo se nos hace tan grande y complejo como a un niño de tres años.

Con lengua de trapo nos contamos nuestra historia. Engin lleva 10 años viviendo en Francia, a pesar de ello no sabe nada del idioma, porque todo su entorno es de Turquía.
Kim, de Vietnan, nos enseña la foto de su preciosa hija adoptada. Una especie de regalo que la vida decidió hacerle a cambio de llevarle a su hermana para siempre.

Bajo lo ojos de Markha el dolor se extiende en círculos oscuros, que empañan su sonrisa fácil de melancolía. Es refugiada de la guerra de Chechenia donde perdió a su marido.

Sarajjudin es Afgano. Nos dice que le está agradecido a los americanos por luchar contra los talibanes, que cerraron su escuela. El tuvo que emigrar a Israel, donde durante ocho años se acostumbró a ver a su familia solo durante las fiestas. En una de ellas conoció a su esposa, alma afgana nacida en Francia.

En un espacio tan reducido estamos representados todos los continentes, casi cada país.
A la hora del café la mezcla lo llena todo de color. El racismo, la diferencia, aquí no tiene sentido. A pesar de las distintas circunstancias de cada vida, prima el sentimiento común de estar en una tierra nueva, de empezar de cero a echar raices. Y esta indefensión ante un idioma desconocido aún, que nos pone una barrera que todos estamos empeñados en derrumbar cuanto antes.

de practicas

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